El Alzheimer es una de las formas más comunes de demencia, nombre que se da a los trastornos cerebrales que afectan la memoria, el pensamiento, el comportamiento y las emociones. Se estima que a nivel mundial hay más de 55 millones de personas que viven con demencia y de ellas, 41 millones no están diagnosticadas.
El dato se desprende del Informe Mundial sobre el Alzheimer 2021, publicado por la Alzheimer ‘s Disease International y que pone sobre la mesa la importancia del diagnóstico oportuno, pero lo complicado que es lograrlo en medio de un exacerbado estigma hacia este tipo de padecimientos y de sistemas de salud con largos tiempos de espera.
El documento, cuyos hallazgos se basan en más de 50 ensayos de expertos de todo el mundo y 3 encuestas globales con respuestas de 1111 médicos, 2325 personas viviendo con demencia y sus cuidadores, así como más de 100 asociaciones nacionales de Alzheimer y demencia, revela dos bloques de barreras:
- Las barreras clave para el diagnóstico, identificadas por las personas con demencia y los cuidadores, incluyen la falta de acceso a médicos capacitados (47%), miedo al diagnóstico (46%) y costos (34%).
- Las barreras identificadas por el personal de salud tienen que ver con: la falta de acceso a pruebas diagnósticas (38%), falta de conocimiento para realizar un diagnóstico (37%) y la creencia de que no se podía hacer nada, por lo que el diagnóstico era inútil (33%).
Se estima que para 2030, cerca de 78 millones de personas vivirán con algún tipo de demencia a nivel mundial, lo cual aumenta la urgencia de una respuesta colaborativa para mejorar el diagnóstico y el tratamiento.
Si bien hay grandes desafíos que atajar, también hay un camino andado en materia de investigación y desarrollo de terapias: en 2018 se identificaron más de 90 terapias en desarrollo y se siguen explorando nuevas vías para cubrir la necesidades no satisfechas de los pacientes.