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La crisis climática puede dejar marcas en la salud mental. Esto fue claro con los huracanes Katrina y Sandy en Estados Unidos, que a su paso dejaron casos de estrés postraumático y depresión. Más que una simple inquietud por el destino de la humanidad, quienes experimentan las consecuencias de sequías, olas de calor e intensos huracanes reportan ansiedad, estrés y desesperanza.

Hace algunos años, The Lancet, realizó la primera investigación sobre ansiedad climática, que involucró a 10,000 personas de entre 16 a 25 años de diez países, el 75% afirmó “el futuro es aterrador”, además, el 50% dijo sentir tristeza, ansiedad, enojo, impotencia y culpa.

Según la American Psychological Association (APA), la ansiedad al cambio climático es: el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto del cambio climático, y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones.

Para mitigar esta problemática, la Alianza de Psicología Climática organizó un directorio de terapeutas con conciencia sobre las crisis climáticas. De esta manera las y los especialistas avalados, apoyan a los pacientes restableciendo el contacto con la naturaleza como: el manejo de los residuos orgánicos y generar cambios en el paisaje urbano.

Este artículo de Wired, sugiere que para prepararse o recuperarse del trauma mental relacionado con el cambio climático, es valioso desarrollar la creencia en la resiliencia propia, mantener prácticas que ayuden a proporcionar un significado de sentido con la naturaleza y promover la conexión con la familia, lugar, cultura y comunidad.

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