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El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque sus síntomas característicos, como la pérdida de memoria y la confusión se manifiestan hasta en una etapa avanzada, investigaciones recientes sugieren que el microbioma tiene un papel crucial en la detección temprana de la enfermedad.

El padecimiento se caracteriza por la acumulación de placas de proteína beta-amiloide en el cerebro, lo que lleva a la degeneración de las células nerviosas y, finalmente, a la pérdida de funciones cognitivas. El microbioma tiene “influencia”en el organismo gracias a la “comunicación” a lo largo del eje intestino-cerebro.

En el contexto de la enfermedad de Alzheimer, se descubrió que los pacientes con la afección tienen una composición microbiana intestinal alterada, en contraste con aquellos que no la padecen. Observaron que ciertos microbios intestinales están relacionados con la enfermedad y son indicadores tempranos.
Este hallazgo conlleva importantes implicaciones para la detección temprana y la prevención de la enfermedad de Alzheimer. Si se confirma en investigaciones adicionales, sería posible desarrollar pruebas no invasivas que evalúen el microbioma intestinal para identificar a las personas en riesgo antes de que los síntomas aparezcan. Además, este descubrimiento refuerza la idea de que la salud intestinal es esencial para el cerebro.

Mantener un microbioma equilibrado mediante una dieta saludable y otras prácticas, es una buena estrategia para reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas en el futuro.

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