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El volumen más reciente de Nature Aging está dedicado a la demencia, un síndrome clínico progresivo, irreversible y actualmente incurable, con síntomas cognitivos y conductuales que van desde la pérdida de la memoria hasta el deterioro del juicio y el razonamiento.


Este número incluye un artículo del Global Council on Brain Health (GCBH), que resume las disparidades que ocurren entre las oportunidades de diferentes grupos para adoptar y mantener comportamientos saludables para el cerebro a lo largo de la vida. Asimismo, destaca los desafíos para que las personas mantengan una mente sana, y soluciones para lograr una mayor equidad en la salud del cerebro.

Algunos puntos clave de este artículo señalan que:

  • El deterioro cognitivo no es inevitable a medida que envejecemos y la tasa de deterioro no es la misma para todas las personas.
  • Los factores modificables pueden tener un papel crítico en la salud del cerebro. Hasta el 40% de los casos de demencia podrían prevenirse o retrasarse si las personas controlaran factores de riesgo modificables como la hipertensión, tabaquismo, obesidad o aislamiento social.
  • Existen seis pilares que pueden respaldar las capacidades de las personas para influir positivamente en los riesgos para la salud del cerebro: Actividad física, estimulación intelectual, calidad del sueño, manejo del estrés, compromiso social y nutrición.
  • Algunas barreras estructurales y aspectos de la sociedad que impiden a las personas cuidar de su salud cerebral están profundamente arraigadas y afectan desde el nacimiento hasta la muerte y todos los años intermedios: las fallas en el sistema de salud, el estatus socioeconómico, la educación, los recursos locales y los entornos físicos.

El GBCH subraya que las estrategias para optimizar el bienestar cognitivo deben abordar el contexto social y ambiental en el que las personas toman decisiones y mantienen hábitos a largo plazo. Asimismo, considerar aspectos como la planificación urbana, campañas de comunicación simples y directas que resuenen en las personas, el uso de tecnologías, y la priorización de la prevención y referencia dentro del sistema de atención médica.

Todos merecemos las mismas oportunidades para desarrollar una mejor salud cerebral, pero los avances pasan por transformar el paradigma de cómo pensamos sobre el deterioro cognitivo.

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