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La salud pública y la productividad de una nación están fuertemente vinculadas por razones obvias: las personas sanas tienen un mejor desempeño académico y laboral. La buena salud es uno de los principales factores en la reducción del ausentismo, además de generar en las personas una mayor y mejor disposición para la realización de sus actividades. Invertir en el sector salud es invertir en productividad.

Diversos estudios indican claramente que el costo que representa para un país la pérdida en productividad, puede superar –en buena medida– los montos de la inversión en salud requerida para mantener los niveles de desarrollo económico necesarios para alcanzar las metas proyectadas a mediano y largo plazo. En México, la brecha entre las necesidades de la población y la infraestructura del sector salud se ha ido haciendo cada vez más grande. Actualmente la inversión en salud en nuestro país está por debajo del promedio de la OECD, y la tendencia es seguir disminuyendo esa inversión. Los recursos que se ofrecen en materia de salud pública no son suficientes, y esto está incidiendo de manera directa en la productividad del país.

Si tomamos en cuenta que el término ‘productividad’ es fundamentalmente una medida de la eficiencia –esto es, la relación entre el volumen obtenido y el volumen ingresado–, veremos que a final de cuentas el trabajo desempeñado por la población económicamente activa es el factor que determina que esa relación, ese coeficiente, alcance o no el nivel adecuado para sostener una economía y una competitividad en línea con las circunstancias del país. Un buen análisis de los factores que afectan a la productividad nos permite elaborar pronósticos económicos y evaluaciones de desempeño que son clave para el diseño de las estrategias de mercado, y es claro que las incapacidades de los trabajadores –o ausentismo– y las enfermedades crónico degenerativas son cada vez un factor más influyente.

Esto se ve reflejado en el Producto Interno Bruto (PIB) por hora de trabajo, que es uno de los indicadores de productividad mayormente afectado. Para dar un ejemplo del impacto por ausentismo, en 2014 el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cubrió un total de 9,128,694 días subsidiados por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. ¡25,010 años de trabajo! Y esto representa sólo a una tercera parte de la población económicamente activa.

En la Segunda Semana de la Innovación en Salud que la AMIIF ha organizado para llevarse a cabo del 4 al 7 de abril en la Ciudad de México, se abordarán temas de vital importancia para la economía del país, presentando evidencias de los vínculos que unen a estos dos importantes sectores –salud y productividad– y aportando propuestas de acciones para promover la salud enfocadas en el fortalecimiento de estos sectores a través de la innovación, la ciencia y la tecnología y el impulso al talento y al conocimiento especializado.

El sector productivo está íntimamente enlazado al sector salud, es imperativo evitar el recorte presupuestal mediante un blindaje adecuado y hacer un uso más eficiente de los recursos disponibles para impulsar una mejora continua de los servicios de salud en México, y así impedir que la enfermedad rompa ese vínculo.

Fuentes: 

-Defining and Measuring Productivity, Krugman, The Age of Diminishing Expectations, 1994.

-PEA (Población Económicamente Activa), INEGI: http://www3.inegi.org.mx/sistemas/temas/default.aspx?s=est&c=25433&t=1

-Estudio Sobre la Inversión de Salud en México. AMIIF, 2015.

-Comunicado Octubre 15, 2015. AMIIF.

-Información Sobre Accidentes y Enfermedades de Trabajo Nacional 2005-2014.. Secretaría del Trabajo y Previsión Social.

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