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Después de las mejoras en el saneamiento básico, el acceso al agua potable y la inmunización, el acceso a los productos farmacéuticos es una de las medidas relacionadas con la salud más costo efectivas. Los economistas estiman que alrededor de un tercio del crecimiento económico de las economías avanzadas durante el siglo pasado podría atribuirse a mejoras en la salud de la población mundial.

“En términos personales y familiares la diferencia entre estar sanos y no, define nuestra calidad de vida, nuestro bienestar y el de nuestra familia y amigos. Y, sin embargo, el acceso a terapias innovadoras que pueden cambiar la ruta de una enfermedad o curarla sigue siendo lento”. Este fue el mensaje de apertura de Cristóbal Thompson, director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Industrias de Innovación Farmacéutica (AMIIF), durante el panel “Caminos acelerados para el acceso a la innovación farmacéutica” del Mexico Health Summit 2021.

Las causas de estas demoras, abundó Cristóbal Thompson, van desde un proceso regulatorio no óptimo, requisitos de evidencia duplicada, la inclusión en el Compendio (antes cuadros institucionales), hasta la disponibilidad efectiva. Y ejemplificó con el Comité de Moléculas Nuevas, en donde hace un año estaban los cuellos de botella más preocupantes, pero hoy, gracias a las acciones emprendidas por el titular de la Cofepris, ese Comité ha emitido más de 100 opiniones en los meses recientes. Sin embargo, ahora, el cuello de botella lo encontramos en otra parte del proceso: la emisión de los registros sanitarios.

Al 30 de agosto tenemos un atraso en la emisión de 22 registros sanitarios. Estos registros, no solo han agotado ya el plazo legal para su emisión, sino que cuentan con registro sanitario emitido por alguna de las agencias regulatorias reconocidas por México (FDA, EMA, la agencia suiza, la australiana o la canadiense). Entre esos registros pendientes hay medicamentos para cáncer de mama y para combatir la resistencia antimicrobiana, dos áreas de suma importancia para el sistema de salud mexicano y para los pacientes.

Como parte de las propuestas para mejorar los tiempos con los que llega la innovación a los y las pacientes mexicanas propuso:

  1. Mejoras en el proceso regulatorio: Entender y mejorar el proceso regulatorio de manera integral. No solo mover cuellos de botella de una parte del proceso a otra; y echar mano de los acuerdos de equivalencia o reliance con los que se reconoce las aprobaciones de otras agencias regulatorias de referencia.
  2. Pasar a un modelo de pago por resultados y no por receta surtida: De esta manera es posible encontrar un equilibrio entre promover y recompensar la innovación, garantizar el acceso a los medicamentos innovadores y mantener la viabilidad de los sistemas de salud.
  3. Mejorar el diagnóstico y el acceso oportuno.

En su turno, Ángeles Martínez, directora senior y jefa de la consultoría North LatAm en IQVIA, agregó que, si bien México avanza en temas de innovación, el reto aún es grande, pues mientras que en el país tener innovación médica disponible lleva poco más de cuatro años, en otros, como Brasil, Reino Unido o Japón, el tiempo se reduce a dos años.

Indicó además que los cambios en el sistema de salud en México han generado incertidumbre y retrasos y que dos de los grandes pendientes son una distribución efectiva y un proceso de compra que funcione bien.

En tanto, Florencia Davel, VP, Gerente General, América Latina de Bristol Myers Squibb y presidenta de FIFARMA, expresó que los esfuerzos para digitalizar la aprobación de registros en América Latina son fundamental para que la innovación llegue a los pacientes de forma más temprana y para traer más investigación clínica a la región.

Destacó el peso de la inversión en investigación clínica y en general de la industria de la innovación biofarmacéutica en la economía.

Señaló que la inversión de esta industria fue de 188 mil millones de dólares en 2020 y en 2021 con toda la inversión que hay detrás de la COVID-19 se estima que la inversión supere los 200 mil millones de dólares.

“Esta industria es siete veces mayor que la industria aeroespacial y de defensa, es 6.5 veces más que la industria química y es dos veces más que la industria de software y de tecnología”, contrastó.

“Esto es fundamental para un sistema de salud más enfocado en el paciente y más sostenible en el tiempo”, aseguró.

Agregó que es fundamental trabajar en acceso temprano a diagnósticos para los pacientes, luego hay que generar estrategias de adherencias al tratamiento para mejorar la efectividad de los fármacos, así como trabajar en la educación médica continua.

En su participación, Antonio Loaeza, director médico nacional de Sanofi Genzyme, subrayó la colaboración de todos los actores involucrados en el sistema de salud en aras de la innovación.

Destacó la importancia de la educación médica continua para el acceso oportuno de pacientes a innovaciones y remarcó la responsabilidad que tiene la industria para capacitar a médicos y residentes.

Declaró que el paciente debe estar en el centro de todo, por lo que deben ser incluidos desde el desarrollo de las moléculas y escuchar sus necesidades.

Los ponentes coincidieron en que el acceso a medicamentos innovadores requiere de la participación de todos los actores involucrados en el sistema de salud, además de que la innovación biofarmacéutica solo tiene sentido cuando llega de forma oportuna a los pacientes, por lo que en todas las iniciativas de innovación y transformación las personas siempre tienen que estar al centro.

 

 

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