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Las palabras del astronauta Neil Armstrong al poner pie en la Luna, el 20 de julio de 1969, han quedado grabadas en la mente de varias generaciones: “Es un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad”.

Pero la historia podría haber sido diferente y con ella, la famosa frase. Al inicio de la carrera espacial hubo mujeres dispuestas y deseosas de participar en la arriesgada aventura de viajar hacia lo desconocido a bordo de una cápsula metálica. Pero a esas mujeres se les cerraron las puertas del espacio. 

El documental Mercury 13, dirigido por Heather Walsh y David Sington, recorre mediante entrevistas la historia de un programa puesto en marcha en 1960 por el Dr. William R. Lovelace, para probar las capacidades de mujeres piloto y determinar si podían soportar los rigores del espacio.

La triste historia de este programa fue que, luego de casi tres etapas de pruebas y un viaje para presentar los resultados preliminares, la respuesta de la NASA fue que el programa espacial no necesitaba mujeres astronautas. Así, esfuerzo de meses era descartado.

¿Qué pasó con el programa estadounidense y con las mujeres que participaron en él?  ¿Por qué se abrieron las puertas para las astronautas hasta 1979?

Hoy, si bien el tablero se ha vuelto más parejo (A inicios de mayo de 2022, Katya Echazarreta fue la primera mujer nacida en México en llegar al espacio), en este y en otros campos las mujeres siguen siendo sistemáticamente discriminadas y tienen menos oportunidades de desarrollo profesional que los hombres. Recordar eventos como los que cuenta Mercury 13 debe servir para evitar que la historia se repita.

 

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