El 25 de septiembre de 2015, los 193 países miembros de la ONU acordaron un plan de 17 objetivos a lograrse en 2030, en los que el Sector Salud juega un papel primordial al ser el encargado de ver realizado el tercero de esos objetivos: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son una continuación de los Objetivos del Milenio que fueron acordados en 2008 y forman parte del programa de la ONU Transformando nuestro mundo: Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible; cada objetivo tiene un número de metas – 169 en total para los 17 objetivos – y la razón del impulso detrás de ellos se resume en una frase expresada por el Secretario General Ban Ki-moon, “no puede haber plan B porque no hay planeta B”. La Tierra es por el momento nuestra única opción.
La primera meta del ODS 3 es reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100,000 nacidos vivos, lo que representaría una reducción del 66% de la tasa actual (según datos del Banco Mundial).
Tasa de mortalidad materna por cada 100,000 nacidos vivos, 2013
De acuerdo a este mismo banco de datos, los índices se han reducido en casi todo el mundo en los últimos 25 años y en 2015 Grecia muestra la tasa más baja (3/100,000) de mortalidad materna y Sierra Leona la más alta (1,360/100,000); solo un puñado de países ha presentado un incremento significativo, como Guyana y Tonga, o una variación mínima, como Venezuela y Zimbabue. En México se ha logrado una reducción cercana al 60% (de 90 a 38) gracias a diversos programas y acciones para promover la salud pero aun así no se pudo alcanzar la meta propuesta para el 2015. El Observatorio de Mortalidad Materna en México (OMM) sigue de cerca los avances de dichos programas y acciones, promueve iniciativas y difunde información que permite a los interesados elaborar sus planes y estrategias con base en datos actualizados.
Un punto importante y que es resaltado por el OMM es la marcada diferencia en mortalidad materna entre las diferentes regiones y sectores sociales de nuestro país. Mientras que en el estado de Colima se registró un total de 3 fallecimientos maternos en 2015, en el Estado de México la cifra fue de 94; esto refleja una importante situación de desigualdad en los servicios de salud en México que debe ser atendida de manera prioritaria y para lograr este objetivo se emitió la Norma Oficial Mexicana NOM-007-SSA2-2016, Para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, y de la persona recién nacida. Esta norma refuerza al Programa Sectorial de Salud del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 al establecer nuevos criterios mínimos para la atención médica a la mujer durante el embarazo, parto y puerperio normal y a la persona recién nacida.
La mortalidad materna es uno de los indicadores de salud en México y en el mundo que reflejan la condición de los sistemas de salud pública. Ya a mediados del siglo XIX que el médico húngaro Ignaz Semmelweis había hecho notar la correspondencia entre las condiciones de higiene y la supervivencia de las madres; desafortunadamente en aquellas épocas aún se desconocía la teoría de los gérmenes y Semmelweis fue ignorado por sus colegas, falleciendo antes de poder ver que sus recomendaciones salvarían las vidas de millones de mujeres. Pero la observación ya estaba hecha y es confirmada cada vez que fallece una madre por causas que pudieron haberse prevenido.
En un artículo publicado en septiembre de 2014 en la Revista Internacional de Estadística y Geografía, se hace notar que la mortalidad materna (MM) “…se encuentra en una lista de 48 causas de muerte que potencialmente se podrían evitar”. Este artículo, presentado por María Freyermuth y Marisol Luna, propone una metodología para poder evaluar adecuadamente las políticas públicas en materia de salud, tomando en cuenta que las reducciones a las tasas de MM no han sido homogéneas.
“(La) MM —por su carácter de prevención y, por lo tanto, evitable— constituye un importante problema de derechos humanos, de equidad de género y de justicia social.” [1]
Si bien la afiliación de mujeres embarazadas y sus familias desde el 2008 al Seguro Popular de Salud, como resultado del Programa Embarazo Saludable, ha tenido un impacto favorable en la reducción de la MM, aún se necesita trabajar en políticas públicas, equidad en la prestación de servicios y calidad en los mismos, y de esa manera poder alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sustentable a tiempo y en forma.
En AMIIF sabemos que la salud es un motor de la productividad y trabajamos por un México sano.
[1] http://www.inegi.org.mx/RDE/rde_13/doctos/rde_13_art4.pdf