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En 2013, a Georgina Sposetti le diagnosticaron el síndrome de Lewis-Sumner, un raro trastorno del sistema nervioso para el que no había tratamiento en ese momento. Como fundadora de uno de los centros de investigación más importantes de Argentina, el Instituto de Investigaciones Clínicas de Mar del Plata (Buenos Aires), su primer impulso fue buscar un ensayo clínico en el que estuvieran probando nuevas opciones terapéuticas para tratar su padecimiento. Pronto se sorprendió de lo difícil que podía ser para una no especialista navegar por el mundo de la investigación clínica. “En ese momento”, cuenta a The Lancet, “me di cuenta de que para cualquiera que no tenga los conocimientos técnicos, esta era una tarea imposible”. Desde entonces, ha estado trabajando para desmitificar su profesión y revolucionar el reclutamiento de pacientes en América Latina para que cualquier persona con una conexión a internet, y el perfil adecuado, pueda registrarse y participar en un ensayo clínico. Su visión ha quedado materializada en la plataforma Un ensayo para mí.

El fin último que persigue la investigación clínica es mejorar la salud. Por lo tanto, todos los que participan en los ensayos clínicos son aliados en ese propósito y deben ser considerados representantes de la causa. Sin voluntarios, el avance tanto de la ciencia clínica como de la práctica médica no existiría.

México tiene todo para convertirse en un centro de investigación clínica a nivel global, y aún así, hoy ocupa el sitio 29 a nivel global (Citeline, 2018). Un factor que se ha detectado como determinante para mejorar la competitividad del país y atraer inversión por concepto de investigación clínica es el tiempo de autorización de los protocolos; por eso los recientes cambios en los protocolos de investigación, anunciados por la Cofepris, para agilizar tiempos de respuesta y promover la innovación, son un aliciente para que México pueda detonar todo el potencial que tiene en investigación clínica, pues ello no solo representa atraer inversiones y entrar al círculo virtuoso de la transferencia de tecnología y conocimiento, sino que los y las pacientes mexicanas puedan tener un acceso temprano a las terapias de salud más innovadoras.

 

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