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A principios de agosto Zoom, la plataforma de videoconferencias, lanzó una versión beta para telesalud, que permite a las personas acceder a las consultas remotas con su médico sin necesidad de descargar una aplicación.

Esta configuración simplificada permite enviar un enlace a los pacientes por mensaje de texto o correo electrónico. El cambio parece mínimo pero puede hacer toda la diferencia en términos de accesibilidad para personas que no están tan familiarizadas con las aplicaciones.

Dado que la demanda de telesalud no muestra signos de desaceleración, será cada vez más importante brindar una experiencia simple, sin barreras, y segura para todos los involucrados.

¿Qué impacto puede tener la telemedicina en la sustentabilidad del sistema de salud? Acá tres datos que permiten dimensionar su alcance:

  • Los médicos dedicaron más tiempo cara a cara a las visitas virtuales que a las visitas en persona. Los médicos, en promedio, pasaron 13.8 minutos en una visita virtual en comparación con 10.2 minutos cuando la visita fue en persona.
  • Una visita en persona dirigida por un médico le costó al sistema de salud un promedio de 26.84 dólares. Cuando la visita era virtual, costaba 27.26 USD. Si la visita virtual fue dirigida por un asistente médico, la visita costaba solo 9.86 USD.
  • Desde el check-in hasta el check-out, el tiempo promedio de ciclo para una visita en persona fue de 80 minutos. Para las visitas por video, el tiempo fue de solo 24 minutos.

Los datos son de un estudio muy localizado (realizado por el Telehealth Research Incubator de la Universidad de Michigan), pero no dejan de ser reveladores. Sus hallazgos midieron el impacto de la telemedicina en cinco dominios de acceso:

  • Asequibilidad: ¿Los pacientes y los médicos tienen los medios económicos para pagar por la telemedicina? (Dispositivos y otros equipos para poder se un usuario)
  • Disponibilidad: ¿La telemedicina garantiza que haya un médico disponible en el momento en que el paciente lo necesite?
  • Accesibilidad: ¿La telemedicina es accesible para todos los pacientes, incluidos aquellos con bajos niveles de “alfabetización tecnológica”?
  • Adaptabilidad: ¿La modalidad de telemedicina responde a las necesidades diferenciadas y cambiantes de los pacientes?
  • Aceptabilidad: ¿Los pacientes y los médicos aceptan el uso de la telesalud como medio de atención?

Será muy interesante poder conocer el resultado de estas categorías en la experiencia mexicana con la telemedicina.

Telemedicina en el sistema de salud

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