Quizá no hay un momento en la historia de la humanidad en que hayamos hablado más de las vacunas y de su importancia que este, donde seguimos enfrentando la pandemia por covid-19. Y sabiendo que una de las herramientas más importantes que tenemos para ponerle fin a esta emergencia de salud son las vacunas, seguimos invitando a todas las personas a vacunarse cuando llegue su momento. Pero, ¿se han preguntado por qué nos vacunan en el brazo?
La mayoría de las vacunas se administran inyectadas en el músculo, lo que se conoce como inyección intramuscular; otras se administran debajo de la piel (como la BCG contra la tuberculosis y que a los mexicanos nos dejó una pequeña marca cerca del hombro), y otras más se nos dan por vía oral.
Y se eligen los músculos porque este tejido contiene importantes células inmunitarias, las cuales reconocen al antígeno y lo acercan a los ganglios linfáticos, que a su vez contienen más células inmunitarias que ayudan a comenzar el proceso inmunológico de creación de anticuerpos.
Volviendo al brazo, se elige esta zona y el músculo deltoides, porque está cerca de los ganglios linfáticos ubicados justo debajo de la axila. Otra ventaja es que el tejido muscular ayuda a mantener localizadas las reacciones a la vacuna, como la inflamación local o el dolor en el lugar de la inyección. Y no hablemos de la conveniencia y la comodidad para las personas, pues basta con levantarnos la manga para ser vacunados.
En este texto de The Conversation, la profesora asociada de enfermería, Libby Richards, abunda sobre por qué el brazo es la ruta preferida para recibir no solo la vacuna contra covid-19, sino muchas otras que nos mantienen lejos de enfermedades prevenibles.
Si aún no han recibido su vacuna contra covid-19, ¡no duden en hacerlo! El mundo no estará a salvo hasta que todos estemos a salvo.