El cerebro ha sido objeto de estudio médico desde hace siglos, pero durante mucho tiempo se supo poco acerca de su anatomía. En los siglos previos al Renacimiento, la disección era una práctica prohibida. El conocimiento anatómico no se obtenía, por lo tanto, de la observación directa, sino de los escritos de Galeno y de las escasas disecciones que, se cree, se hicieron en Alejandría alrededor del siglo II.
En este rescate gráfico compartimos cinco abordajes diferentes sobre la anatomía del cerebro, desde los trabajos del médico persa Avicena (980-1037), hasta las aportaciones fundamentales del médico español Santiago Ramón y Cajal, que a partir de 1873 utilizó las técnicas de tinción o teñido celular de Camillo Golgi para estudiar los nervios bajo el microscopio.
En 1888, Ramón y Cajal expuso que los tejidos cerebrales y los nervios no estaban formados por conexiones continuas, sino por neuronas independientes. Además, describió la hendidura sináptica, el espacio que separa a las neuronas y que sugería que estas debían comunicarse mediante mensajeros químicos. Esto daría pie al descubrimiento de los neurotransmisores y le valdría, junto con Golgi, el premio Nobel de Medicina en 1906.
En nuestros días y gracias a la innovación y los avances en tecnología, es posible obtener imágenes nítidas del cerebro y conocer su funcionamiento en tiempo real, a través de la tomografía por emisión de positrones y las resonancia magnética nuclear funcional.