L os análisis de salud pública en México no solamente arrojan resultados acerca de las condiciones fisiológicas de la población, sino que también sacan a relucir el impacto que aquellas tienen en la productividad del país.
Si bien la mayoría de nosotros tiene una idea cercana del concepto de ‘ausentismo laboral’ y los costos asociados a este, la idea del presentismo no está comúnmente ligada a condiciones de baja productividad, aunque este sea el caso. El presentismo se puede definir como el hecho de permanecer más tiempo del requerido por la empresa en su lugar de trabajo, en ocasiones por temor a perder el empleo, sin que esto represente mayor productividad.
Pero el temor a ser despedido no es la única causa de presentismo, como se puede apreciar en un reciente estudio realizado por encargo de la AMIIF en
la industria automotriz del estado de Guanajuato, en el que se analizan las afectaciones a la productividad por esta causa.
Las condiciones de los servicios de salud pública que se ofrecen son una factor influyente en la decisión de los trabajadores de no faltar a trabajar, por diferentes razones, como los tiempos de espera para recibir la atención requerida o los tiempos de traslado para llegar al lugar de atención.
Haciendo a un lado el enfoque del estudio realizado, es importante tomar en cuenta el impacto que tiene en los trabajadores el verse expuestos a compañeros portadores de enfermedades contagiosas que decidieron no faltar a trabajar. La propagación de estas enfermedades lleva implícito un ausentismo que también afecta a la productividad.
Los resultados del estudio Salud y productividad en la industria automotriz del estado de Guanajuato indican que se pierde un valor agregado en esta industria de cerca del 8%, y que el presentismo genera una pérdida de productividad 4.5 veces mayor que el ausentismo, lo que hace patente la necesidad de realizar acciones para promover la salud que involucren el mejoramiento de los servicios de salud y una mayor participación del sector privado. En términos monetarios, el cálculo del valor agregado perdido en este estudio rebasa los $1,500 millones de pesos y se estima que la cifra continúe en aumento.
Este tipo de estudios y análisis muestran claramente que la salud debe ser considerada como una inversión y no como un gasto, dada la estrecha relación que la economía tiene con la productividad, y esta con la salud de la población. Las estrategias de los diferentes sectores deben vincularse para poder encontrar soluciones integrales para el bienestar de todos.