Todas las personas tenemos algo en común: vamos a envejecer. Pero ese momento de nuestras vidas debe ser una recompensa, no un castigo, y para ello debemos contar con sistemas de salud que puedan adaptarse a las necesidades y preferencias de las personas mayores.
En este texto, Ursel J. McElroy, director del Departamento de Envejecimiento de Ohio, habla de la necesidad de cambiar la narrativa del envejecimiento saludable, que no debe quedarse solo en la entrada del consultorio médico sino contemplar estrategias como los cuidados intensivos, o considerar lo que las personas desean para tener una vida saludable.
“Más inversiones antes, con más frecuencia y en los lugares correctos harán que el envejecimiento saludable sea una realidad para la mayoría de nosotros, y no una aspiración”, señala McElroy. Además, propone dejar de ver el envejecimiento como una etapa de declive, de pérdida y de disminución de valor, para verla como una etapa en la que las personas pueden seguir contribuyendo, con oportunidades de vivir más tiempo, de prosperar más tiempo y de ser miembros valiosos de la sociedad.
En este sentido, desde la industria farmacéutica estamos trabajando en opciones que podemos ofrecer para combatir enfermedades que afectan al proceso de envejecimiento, como las cardíacas o el Alzheimer. Estamos también, en comunicación con diferentes expertos para generar más conocimiento y aprovechar las oportunidades que nos da la ciencia, la investigación y la tecnología para contribuir al envejecimiento saludable.