Ninguna otra medida de salud ha salvado tantas vidas como las vacunas, por ello se consideran una de las herramientas más eficaces para proteger a las personas de enfermedades infecciosas como la viruela, el sarampión o la poliomielitis. Se estima que las vacunas salvan entre 2 y 3 millones de vidas cada año y, de manera reciente, las vacunas contra la covid-19 salvaron aproximadamente 20 millones de vidas durante su primer año.
Aún con estos datos y la propia historia de las vacunas que nos habla de enormes progresos, no contamos con un estándar por el cual se valoren los beneficios sociales y económicos de las vacunas. En este texto de Nature Research y The Influenzer Initiative, se revisan los esfuerzos de investigadores de todo el mundo para desarrollar métricas que tengan en cuenta los beneficios socioeconómicos regionales y globales de las vacunas.
Por ejemplo, Mark Jit, epidemiólogo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, dice que a raíz de la covid-19 quedó “muy claro que los beneficios de una vacuna no son puramente para la salud. Permiten que los países relajen medidas que tienen un gran impacto en la economía, pero también en la capacidad de las personas para llevar una vida normal”.
Por su parte, Maddalena Ferranna, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, destaca el beneficio de las vacunas en los niños, pues aquellos que están vacunados tienen mejor desempeño educativo y asisten con frecuencia a la escuela, mientras que los niños enfermos supone una carga a las familias, incluida la falta de trabajo y la posibilidad de que los padres también se enfermen.
Ferranna trabaja en una metodología llamada “Análisis del bienestar social”, que primero busca determinar el impacto de la vacunación en el bienestar individual, y luego analiza el bienestar general de una sociedad en términos de salud, educación, productividad laboral y calidad de vida (asignando valores monetarios a indicadores cualitativos y cuantitativos).
Estos y otros esfuerzos son fundamentales para tener mediciones más precisas e integrales sobre el valor de las vacunas, lo cual ayudará a priorizarlas en las agendas de salud pública, a invertir más en ellas y a impulsar su investigación, desarrollo, distribución y aceptación.