Lavarse las manos con jabón es una de las estrategias más efectivas contra la propagación de enfermedades infecciosas. Se estima que medio millón de personas mueren cada año por diarrea o infecciones respiratorias agudas que podrían haberse evitado con una higiene de manos oportuna y exhaustiva.
Pero la higiene diaria no siempre fue abrazada por las sociedades. En el siglo XVIII, la gente se lavaba poco y lo hacía en seco, evitando el uso del agua. Y en el siglo XIV, los médicos desaconsejaban los baños calientes por considerar que el agua podía facilitar el contagio de la peste. Este episodio de National Geographic explora las creencias alrededor del uso higiénico del agua y un tiempo en la historia en el que la suciedad no suponía un riesgo para la salud.