En los últimos meses hemos visto constantemente reportes de brotes de enfermedades emergentes, endémicas de algunas regiones, que se han extendido rápidamente traspasando continentes; para algunas, como en el caso de la viruela símica, los gobiernos de altos ingresos tuvieron una respuesta rápida haciendo uso de las herramientas existentes, que por fortuna existían ya para este caso. La prevención y las medidas profilácticas parece que dieron en el blanco al controlar y llevar a la baja el número de casos. Los últimos 20 años de brotes, no solo de COVID-19, sino también de zika, ébola, gripe porcina, síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y síndrome respiratorio agudo severo (SARS), pueden enseñarnos cómo mejorar la seguridad sanitaria mundial. El objetivo es evitar que muchos de estos brotes se conviertan en pandemias. Cinco son las acciones que proponen los autores de este artículo publicado en Nature en octubre pasado.
Monitorear zoonosis.
El mayor riesgo proviene de los patógenos que circulan en los animales y “saltan” o se transmiten a los humanos. Ya nos lo ha demostrado el COVID-19, que una vez que alguien se infecta en una parte del mundo, el comercio y los viajes llevarán rápidamente el virus a casi todas partes. Evaluar qué patógenos tienen más probabilidades de “dar el salto” nos permite preparar vacunas y tratamientos. La Organización Mundial de la Salud ha identificado varias enfermedades prioritarias con potencial pandémico, como la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, el ébola, la fiebre de Marburgo, la fiebre de Lassa, el MERS, el SARS, la infección por el virus Nipah y el zika. Sin embargo, hay muchos patógenos con potencial pandémico circulando en animales que a la fecha no conocemos. Es crucial identificar los puntos críticos donde los humanos y los animales entran en contacto y tomar medidas para reducir el riesgo. Una medida necesaria es regular más estrictamente las normas de higiene en los mercados donde se sacrifican y venden animales.
Secuenciar globalmente.
La única manera para desarrollar las herramientas necesarias y efectivas para hacer frente a una pandemia, -como pruebas diagnósticas, vacunas y terapéuticas-, es saber contra qué estamos luchando. Es crucial que obtengamos y compartamos rápidamente las secuencias genéticas de los virus a medida que emergen. Esto se hizo notablemente bien con el SARS-CoV-2, no solo para la secuenciación original en China, sino también para las variantes posteriores detectadas en otros lugares. Sin embargo, no todos los países tienen esta capacidad. Si surge un virus en un país sin la capacidad de secuenciarlo, éste podría propagarse silenciosamente durante semanas, como sucedió cuando el ébola surgió en Guinea en 2014. Para evitar demorar respuestas que podrían ser cruciales para detener una pandemia, como la reformulación de vacunas, es necesario hacer inversiones en el desarrollo de la capacidad de secuenciación genética en todas partes del mundo.
Fortalecer la fabricación.
Se ha visto repetidamente que el modelo de donaciones benéficas de vacunas de los países más ricos sólo conduce a la desigualdad en el acceso, los países de altos ingresos controlan el acceso a la mayor parte del suministro y los países de bajos ingresos obtienen muy poco. El COVID-19 reveló la fragilidad de la producción de vacunas. El mundo depende en gran medida de unos pocos fabricantes, como el Serum Institute of India en Pune. La fabricación de vacunas y productos terapéuticos debe distribuirse de manera más equitativa, con centros regionales listos para producir en masa productos médicos de alta calidad en caso de emergencia. Desarrollar la capacidad de fabricación local requiere construir fábricas y capacitar a las personas para trabajar en ellas, a menudo en entornos de bajos recursos. Es indispensable la participación del sector privado junto con los gobiernos, en esquemas autosustentables de inversión, dada la relevancia que dicho sector tiene en la investigación, producción y distribución de vacunas.
Preparar vacunas para una producción rápida.
Existe consenso en que la vacunación es esencial para vencer las pandemias virales, si las vacunas están listas con anticipación, rápidamente se pueden implementar y contener la propagación de alguna amenaza. Para patógenos con potencial pandémico conocido, como la influenza, los gobiernos deberían invertir en vacunas que puedan proteger contra una amplia variedad de variantes. A la fecha, se están realizando ensayos clínicos de vacunas universales contra la gripe que combinan cepas de gripe para promover una respuesta inmunitaria de base amplia. Los científicos están creando plataformas técnicas plug-and-play, como tecnología de ARNm o vectores de adenovirus, que pueden modificarse rápidamente para combatir una amenaza emergente específica, lo que puede resultar en una protección anticipada al brote de alguna amenaza desconocida hasta antes de la aparición de casos.
Detener la propagación.
Los gobiernos deben abandonar la idea de que la propagación de un patógeno respiratorio es inevitable. Durante la pandemia de COVID-19, países como Suecia y el Reino Unido descartaron la idea de que una vacuna estuviera lista lo suficientemente rápido como para proteger a la mayor parte de la población de la infección. Sin embargo, se crearon, probaron y aprobaron múltiples vacunas en aproximadamente un año. ¿Cuántas personas habrían vivido si los gobiernos hubieran trabajado para detener la transmisión hasta que se lanzaran las campañas de vacunación masiva? Se deben hacer todos los esfuerzos razonables para retrasar la propagación de un virus hasta que se disponga de intervenciones médicas. Esto incluye promulgar mandatos para el uso de máscaras de emergencia en lugares públicos, como tiendas y centros de transporte, y hacer planes para mantener las escuelas abiertas trasladando las clases a estadios, museos y otros espacios grandes que pueden proporcionar un entorno más seguro.
Estos cinco pasos pueden ayudarnos a responder a las amenazas de una pandemia mejor que antes. Se han logrado algunos avances: la Misión de los 100 días, presentada a los líderes del grupo G7 de las economías más grandes del mundo en 2021, incluye cada uno de estos puntos en su hoja de ruta para pasar de la secuenciación a las vacunas en 100 días. Es de suma importancia que se mantengan los logros y se realicen más inversiones en preparación para una pandemia. Hemos identificado soluciones para el futuro; ahora debemos actuar en consecuencia.
“Este es un momento único para aprender de la respuesta global”
Colaboración entre AMIIF y la Dirección General de Impulso Económico Global de la Secretaría de Relaciones Exteriores