Polio es el nombre corto de la poliomielitis, una enfermedad muy contagiosa causada por el poliovirus, que invade el sistema nervioso y puede causar parálisis total en cuestión de horas. Se transmite de una persona a otra por vía fecal-oral, o a través de alimentos y agua contaminados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la polio afecta sobre todo a los menores de 5 años, pero cualquier persona que no esté vacunada también puede contraer la enfermedad. Y si bien la gran mayoría de las infecciones no producen síntomas (dolor de garganta, fiebre, cansancio, náuseas, dolor de cabeza o estómago), una de cada 200 infecciones puede ocasionar parálisis irreversible, y del 5% al 10% de estos casos fallecen por una parálisis de los músculos respiratorios.
El desarrollo y uso de las vacunas seguras y eficaces contra la polio, así como los esfuerzos liderados por la OMS y otros organismos, han permitido certificar a la Región de las Américas como la primera del mundo libre de polio en 1994, a la Región del Pacífico Occidental en 2000 y a la Región de Europa en junio de 2002. Y en 2014 se certificó que la Región de Asia Sudoriental también estaba libre de poliomielitis.
Pero lo que parecía un camino exitoso hacia la erradicación de la enfermedad se ha visto obstaculizado por la notificación de casos donde ya no se habían presentado.
Las alarmas se encendieron cuando en Nueva York se declaró estado de emergencia por la propagación de polio, mientras tanto, en Brasil, República Dominicana, Haití y Perú se proyecta un riesgo muy alto de reintroducción de la poliomielitis, ya que la disminución de las tasas de vacunación durante la pandemia llevó a estos países a mínimos históricos de protección contra la enfermedad.
En México, el último caso de poliomielitis se notificó en 1990, pero resulta preocupante ver un descenso en la cobertura de vacunación, que pasó de 86% en 2020 a 78% en 2021.
El Día Mundial contra la Polio, el próximo 24 de octubre, no podría ser más relevante dado el contexto actual. Necesitamos redoblar los esfuerzos para recuperar las tasas de vacunación en muchos países y continuar las tareas de vigilancia epidemiológica. Estamos muy cerca de lograr la hazaña, pero no podemos dar por terminada la tarea hasta que todas las regiones del mundo estén libres de polio.