Las enfermedades del tracto urinario son de las infecciones bacterianas clínicas más comunes. Se estima que entre el 50% y 60% de las mujeres desarrollarán infecciones urinarias al menos una vez en sus vidas, y una de cada tres requerirá tratamiento con antibióticos, lo que ha sido el camino durante décadas.
Lo cierto es que hoy, como resultado de la creciente resistencia a los antibióticos, los medicamentos empleados rutinariamente para las infecciones urinarias se han vuelto ineficaces y esto genera enfermedades más graves, hospitalizaciones y mortalidad, al tiempo que aumentan los costos médicos.
Este texto de Scientific American señala que, de acuerdo con un estudio de 2019, más del 92% de las bacterias que causan infecciones urinarias son resistentes al menos a un antibiótico común, y casi el 80% es resistente al menos a dos.
Varias razones son las que explican que las bacterias que provocan infecciones urinarias se vuelvan resistentes, entre ellas la forma en que se recetan y toman los antibióticos. Si la dosis es demasiado baja o el medicamento no se toma en tiempo suficiente, esto pone a las bacterias bajo presión de selección, pero no las mata por completo. Las que sobreviven se adaptan y se vuelven más resistentes.
Y cuando una infección urinaria no responde al antibiótico tradicional, se emplean antibióticos de amplio espectro, que son efectivos contra una mayor variedad de bacterias, pero que se administran por vía intravenosa, lo que supone hospitalización y costos médicos más altos.
Les invitamos a leer el texto completo, donde también se revisan algunas vías para abordar los casos de infecciones urinarias resistentes, desde cultivos en sangre y orina hasta nuevas estrategias de tratamiento.