La inflamación se asocia comúnmente con el dolor de una lesión o con enfermedades que puede causar, aunque es más bien una respuesta inmunitaria normal. Si bien se trata de una reacción tremendamente útil en el cuerpo humano, los problemas comienzan cuando se descontrola o se queda demasiado tiempo.
En este texto para The Conversation, los inmunólogos de la Universidad de Carolina del Sur, Mitzi y Prakash Nagarkatti, explican que, en términos generales, la inflamación se refiere a todas las actividades del sistema inmune que ocurren cuando el cuerpo intenta combatir infecciones reales o potenciales, eliminar moléculas tóxicas o recuperarse de una lesión física.
Los cinco signos físicos clásicos de la inflamación son: calor, dolor, enrojecimiento, hinchazón y pérdida de función. Por ejemplo, cuando nos pica una abeja, nuestro sistema inmunológico cuenta con una amplia gama de herramientas: detecta las toxinas, bacterias y el daño físico de la picadura; y despliega varias células inmunitarias (células B,células T, macrógafos y neutrófilos), entre otras, para matar las bacterias en la herida y neutralizar y destruir toxinas.
En ese proceso que ayuda a combatir las amenazas, también se produce un daño colateral, es decir, el despliegue de las células que matan las bacterias también mata a otras células sanas y por ello se produce la hinchazón, el enrojecimiento o el dolor en la zona de la picadura de la abeja. Pero la historia es diferente cuando hablamos de enfermedades.
Los autores señalan que, en el caso de las alergias, éstas se producen cuando el sistema inmune reconoce erróneamente sustancias inocuas como el polen o los cacahuates, como peligrosas. La reacción puede ir desde picazón en la piel a algo más severo como una garganta que se cierra.
En otros casos, la inflamación crónica daña los tejidos y puede provocar muchos trastornos no infecciosos como enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes y algunos tipos de cáncer. También, cuando el sistema inmune confunde los propios órganos y tejidos como invasores, se produce inflamación en todo el cuerpo o en áreas específicas y es lo que causa los síntomas de enfermedades autoinmunes como el lupus o la artritis.
Mitzi y Prakash Nagarkatti apuntan que aún falta mucho por aprender sobre las formas dañinas de inflamación, pero que una dieta saludable y reducir el estrés puede ayudar a mantener el equilibrio entre una respuesta inmune fuerte y una inflamación crónica dañina.