La innovación es una de las fuerzas más poderosas que ha transformado nuestro mundo de una economía agraria a la era industrial, donde la ciencia y la tecnología han sido detonantes de progreso.
Así lo mencionó Andrew Martin, Presidente del Clúster de Latinoamérica de Pfizer, durante su participación como moderador en el Conversatorio “Valor económico y social de la innovación”, que se llevó a cabo dentro de la Semana de la Innovación 2023 que la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF) realizó del 28 al 30 de marzo con la colaboración de la Federación Latinoamericana de la Industria Farmacéutica (FIFARMA).
En su intervención, Thomas Cueni, director general de la Federación Internacional de la Industria Farmacéutica (IFPMA), mencionó que “el impacto de la innovación en salud sobre el desarrollo económico y social de los países es enorme y no debe subestimarse. Por ejemplo, la esperanza de vida en el mundo ha mejorado. Asimismo, la innovación farmacéutica ha traído muchos cambios positivos para las personas; ahora existe tratamiento para la diabetes, obesidad o hepatitis C, que era incurable.”
Respecto al valor de la innovación, en este Conversatorio se mencionó que la pandemia de Covid-19 demostró que existe una relación poderosa entre la salud y la productividad en nuestras sociedades y se discutió sobre la importancia de invertir y enfocarse en construir sistemas resilientes y dinámicos para cuidar la salud, que puedan soportar otra pandemia y brindar los servicios básicos necesarios para prosperar como sociedad.
Valor económico de la innovación
Andrew Martin señaló que “en América Latina tenemos un tsunami de riesgo que son las enfermedades no transmisibles (ENT). Por cada incremento de 10% en ENT como la obesidad y la diabetes, hay un decremento de 0.5% en el PIB. Por otro lado, cada dólar que se invierte en innovación en América Latina va a producir un retorno de 2.4 dólares.”
“La propuesta de valor de la industria está en manos de los tomadores de decisiones”, afirmó Dennis Ostwald, fundador y director del WifOR Institute, quien explicó que se debe poner a la salud en el centro de todas las políticas públicas y demostrar a los ministerios de salud, trabajo, economía y medio ambiente, que invertir en salud es una decisión inteligente.
“La inversión en salud generaría 2.4 millones de empleos en México, cifra 2.5 veces más alta que la correspondiente a toda la industria automotriz. Además, si invertimos en salud incrementamos la productividad”, abundó Dennis Ostwald.
El director del WifOR Institute informó que la industria farmacéutica contribuye con un 6% del Producto Interno Bruto (PIB) de México. “Sin embargo, México está entre los países que menos invierten en salud. Se tiene que asignar más presupuesto a la salud y planear para el futuro.”
“No se trata solamente de invertir más; se tiene que prevenir un tercio de las enfermedades no transmisibles para 2030. Por ejemplo, en Estados Unidos la carga económica de las enfermedades no transmisibles se compara con el 2.3% del PIB. Si nada cambia para el 2030, esta carga puede aumentar hasta el 10.6% del PIB. Los ahorros generados por la prevención se reinvertirían en innovación, bienestar social y pago de deuda”, aseveró Dennis Ostwald.
El valor social de la innovación y los Objetivos de Desarrollo Sostenible
El director ejecutivo de la AMIIF, Cristóbal Thompson, mencionó que esta asociación ha creado una estrategia para 2030 ligada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. “En siete de esos objetivos destacan temas de salud. Imaginen en la industria automotriz una pérdida de productividad relacionada con las enfermedades no transmisibles. Su tuviéramos un sistema que promoviera la detección y tratamiento tempranos, en vez de la atención tardía, tendríamos mayor acceso a los beneficios de la innovación y mayores ahorros.”
“Por ejemplo, en el logro de los objetivos de desarrollo sostenible, se redujo en un tercio la mortalidad temprana por enfermedades no transmisibles (ENT). La detección temprana y el acceso al tratamiento son fundamentales. El impacto social de la innovación es muy grande. La meta es terminar con la hepatitis, la tuberculosis y el VIH para 2030”, comentó Cristóbal Thompson.
El director ejecutivo de la AMIIF enfatizó en que las decisiones deben tomarse entendiendo que la salud es el primer detonador de desarrollo. “Si queremos una transformación del sistema de salud, la innovación es fundamental en medicamentos, dispositivos y tecnología. Ahora tenemos la gran oportunidad de incrementar la inversión en el país y estamos llamados a figurar entre las 10 economías más importantes del mundo. ”
Al respecto, Thomas Cueni subrayó que cuidar la salud es un mandato universal. “Con la innovación se pueden transformar los sistemas de salud, abordar las desigualdades en acceso a la atención médica y hacerla equitativa para todos. La expectativa de hoy en día es progresar en la atención a las enfermedades no transmisibles (ENT) y el cáncer.”
En su intervención, Yaneth Giha, directora ejecutiva de FIFARMA, mencionó que en Latinoamérica se comparte el reto de trabajar en conjunto y encontrar la fórmula para hacer que las cosas sucedan.
“Hay que colaborar y la pandemia demostró que sí podemos hacerlo. La base para trabajar juntos es la generación de confianza. Esto no debe permanecer como un aspecto filosófico, sino que es necesario pasar a la acción, con el paciente en el centro de todos los esfuerzos, así como actuar de manera honesta, con conversaciones basadas en información de calidad y pensamiento de largo plazo. A más acción colaborativa, mejor sociedad en Latinoamérica”, subrayó Yaneth Giha.
Respecto a la necesidad de promover una mayor valoración de la innovación ante los tomadores de decisiones, Thomas Cueni señaló que “tenemos que mover la discusión más allá de las cifras, las estadísticas y la economía, para abordar los valores sociales. Si preguntas a las personas qué les importa más, la riqueza no va a ser lo primero que mencionen, pero la salud y la felicidad sí van a estar arriba en su sistema de valores.”
Ligas de interés
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