El cáncer de cuello uterino es una enfermedad prevenible (a través de la vacunación contra el virus del papiloma humano) y curable siempre que se detecte de forma temprana y se maneje de forma efectiva. Sin embargo, representa el cuarto cáncer más común entre las mujeres en todo el mundo, y tan solo en 2020, causó la muerte de más de 300 mil mujeres.
El informe de The Economist Intelligence Unit, Medidas globales de financiación para eliminar el cáncer de cuello uterino, señala que se requiere de un total de 10,500 millones de dólares para financiar la erradicación del cáncer de cuello uterino para 2030 en países de ingresos medianos y bajos. Más de la mitad de esta cifra es necesaria tan solo para echar a andar programas de vacunación contra el VPH, pues esto representa un pilar fundamental para la prevención de esta neoplasia.
Si bien la tarea es retadora, los beneficios de plantarle cara a esta enfermedad nos deben impulsar a buscar soluciones innovadoras. Por ello, el informe comparte algunos lineamientos que pueden servir de guía para plantear soluciones exitosas y sostenibles:
- Considerar la erradicación del cáncer de cuello uterino como una inversión social en el sistema de salud, en la sociedad y en la economía en general, con una rentabilidad positiva a largo plazo
- Generar información local para una toma de decisiones y un planteamiento de financiación bien fundamentados.
- Evaluar la financiación nacional y el alcance de los servicios de calidad mediante el uso de herramientas de cálculo de costes, para que las soluciones ajustadas a cada país resulten sostenibles.
- Fomentar la integración en el ámbito de las políticas, los programas y los servicios para alcanzar el éxito y la sostenibilidad.
- Invertir en capacidades sanitarias para tratar las lesiones más graves de cáncer de cuello uterino
- Usar financiación mixta (y buscar alianzas con el sector privado) para complementar la financiación nacional.
El cáncer de cuello uterino sigue afectando de manera desproporcionada a las mujeres de países con ingresos medianos y bajos. Es momento de buscar la innovación más allá del laboratorio para trazar una ruta que nos acerque a la erradicación de la enfermedad.