Directora de Investigación Clínica para Europa, Canadá y América Latina
Pfizer
¿En que área STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) te especializaste?
En Ciencia. Estudié medicina en la Universidad La Salle, donde me gradué de Médico Cirujano Partero. Posteriormente, en Francia, cursé la especialidad de Neurología durante cuatro años. Y en el siguiente año hice estudios en Neurofisiología, con una subespecialización en Nervio Periférico. Esta experiencia académica me ayudó a definir hacia dónde dirigir mi carrera: estuve trabajando varios años como neuróloga, principalmente en hospitales privados, y posteriormente surgió la oportunidad de incursionar en la investigación clínica. Con mi experiencia médica, pude comprender las diferentes áreas terapéuticas y el interés de la Investigación Científica, con mayor detalle en las áreas del sistema nervioso.
¿Por qué decidiste estudiar / profesionalizarte en esa área?
Estudié medicina porque siempre tuve una vocación de ayudar al prójimo. Cuando alguna de mis hermanas se caía o cuando alguien sufría algo, yo quería ser parte de la ayuda. Esa vocación de servir y apoyar a la gente me llevó a querer estudiar alguna rama de las ciencias de la salud. Mi madre enfermó de cáncer cuando yo era muy pequeña: esto también fue un factor para poder decantarme por la medicina.
Cuando comencé mis estudios, inicié con la formación de materias básicas y luego las clínicas; sin embargo, no lograba encontrar aquel interés sobre alguna en particular. Pero cuando llegué a neurología y conocí ese mundo tan impresionante que es el sistema nervioso y todo lo que representa, me apasionó trabajar con el sistema que prácticamente controla todo: caminar, hablar, ver.
¿Cuál ha sido uno de los momentos más satisfactorios, a lo largo de tu carrera profesional, relacionado con la ciencia, la tecnología, las ingenierías y/o las matemáticas?
Primero, el terminar la carrera de medicina. Alguien que quiere estudiar medicina necesita tener esa vocación, ya que se sacrifican muchas cosas de la vida cotidiana. Cuando me recibí de médico fue un momento espectacular, porque se lo dediqué a mi mamá. También a mi padre, que se quedó con tres niñas pequeñas y las tuvo que sacar adelante. El segundo fue esta gran experiencia que viví en otro país, en Francia. Al principio, el idioma fue una limitante; sin embargo, mis deseos por crecer fueron muy grandes. Yo quería ir a la cuna de la neurología —fui al Hospital de la Pitié-Salpêtrière.
Mi siguiente gran orgullo como mujer fue ser la primera neuróloga mexicana en graduarse de la Pitié-Salpêtrière. Ya habían pasado algunos neurólogos hombres, pero yo era la primera mujer mexicana en poner los pies en esta institución y especializarme como neuróloga.
Con demasiada frecuencia, las mujeres y las niñas enfrentan adversidades que obstaculizan su educación, capacitación y entrada a la fuerza laboral STEM. ¿Cómo podemos contribuir a que esta situación cambie?
Hay que creer en nosotras mismas. Cuando yo entré a Pfizer, hace más de 20 años, no había una sola directora mujer. A excepción de la de la planta de Toluca: era la única mujer. Y yo me preguntaba: “¿Por qué no hay mujeres, mayor diversidad, qué nos está faltando a las mujeres para subir a estas posiciones estratégicas?”. Simplemente, hay que proponérnoslo, enfocarnos, hacer bien nuestro trabajo. Las mujeres deben creer en ellas. Yo le agradezco a mi padre, que siempre creyó en las tres hijas que tuvo, y siempre nos empujó a ir un poco más allá. Eso me motivó. Entonces, cuando tuve la oportunidad de levantar la mano y postularme, fui tomada en cuenta. Y resultó que no era tan difícil como parecía, era simplemente mostrar que tenemos la capacidad para hacerlo. Lo que yo diría a las mujeres, en general, es que tengan confianza en ellas mismas. En las ciencias de la salud es muy importante saber que somos tan capaces como cualquier persona. Que luchemos por nuestros ideales, que estemos convencidas de que podemos lograr grandes cosas. Es algo que yo he trabajado mucho: no tener miedo. Yo empujo mucho a mis hijas, simplemente, en dos cosas: sean felices y hagan lo que les gusta. Con eso van a encontrar su camino y su éxito.
¿Qué mensaje le darías a todas esas niñas y mujeres que quieren iniciarse en las STEM?
Si realmente tienes el interés, la pasión y la capacidad de hacerlo, no debes dudar. Porque definitivamente son carreras que requieren mucho de uno como persona. Tenemos que estar realmente convencidos de lo que queremos. Tienen que estar conscientes de que, si es realmente su vocación, sepan y confíen en que lo lograrán. Vendrán momentos que habrá que sacrificar; sin embargo, cuando uno esté formado en ese tipo de carreras —de tecnología, matemáticas, medicina, biotecnológicos—, vendrán satisfacciones. Pero con el paso de los años. Entonces, la pregunta sería: ¿están dispuestas a sacrificar parte de su vida por una carrera? ¡Adelante, sigan!