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La experiencia de las personas mayores siempre ha tenido un papel preponderante en el desarrollo de las sociedades. Sus conocimientos y el fundamento que ofrecen al núcleo familiar son invaluables, lo que es reconocido por el sistema de salud en México y en particular por el Instituto Nacional de Geriatría (INGER).

En México, la participación de los abuelos en la vida familiar es algo que la mayoría damos por sentado, es parte integral de nuestra cultura y de ahí que, en 1994, el locutor chihuahuense Edgar Gaytán decidiera instituir el Día del Abuelo, que ahora celebramos los días 28 de agosto en todo el país.

Aunque no todos los abuelos son personas mayores, el tema de la salud de las personas al envejecer es algo que no podemos dejar de lado, y de eso se trata la geriatría, del cuidado y tratamiento de la salud de los ancianos, lo que implica la participación del sector salud y el desarrollo social en temas de infraestructura e inclusión.

En el ámbito de la geriatría, la Organización Mundial de la Salud aprobó en mayo pasado la “Estrategia y plan de acción mundiales sobre el envejecimiento y la salud”, a la que el INGER se suma en la búsqueda de mecanismos que atiendan eficazmente las necesidades de las personas mayores y así alcanzar el objetivo de un envejecimiento saludable de la población. Actualmente en México el promedio de esperanza de vida es de poco más de 76 años –5 años más que el promedio mundial–, y alrededor de 12 millones de mexicanos son mayores de 60 años, con una proporción en constante aumento.

En el Informe Mundial sobre el envejecimiento y salud, de la OMS, se indica que en nuestro país más del 40% de las personas mayores de 65 años requieren asistencia para llevar a cabo una o más de las cinco actividades básicas de la vida diaria, que son: comer, bañarse, vestirse, acostarse y levantarse de la cama, e ir al baño. Esto refleja la necesidad de establecer estrategias de salud que permitan a estas personas un desarrollo independiente, por un lado, y por otro, la necesidad de contar con personas dedicadas y capacitadas para brindar apoyo y cuidado a los mayores, lo que implica infraestructura y servicios.

El mismo documento menciona el problema de la baja utilización de los servicios de salud en México, que es apenas del 21%, a pesar de que la mayor parte de ellos son gratuitos. Las razones para ello van desde la infraestructura inadecuada de las instalaciones de atención hospitalaria, hasta las deficiencias en el transporte público o la percepción de los pacientes del trato que han recibido al atenderse anteriormente. Este problema se complica al tener altos porcentajes de adultos mayores viviendo en condiciones de pobreza o de vulnerabilidad por carencias sociales, como lo muestra el Plan Nacional de Desarrollo, lo que representa una carga y un desafío para el Sistema Nacional de Salud.

Por estas razones es que se llevan a cabo diferentes acciones para promover la salud, como la Cumbre Latinoamericana para la Promoción de la Inmunización de los Adultos, celebrada en la Ciudad de México el pasado mes de mayo, o el Programa de capacitación para la atención de Alzheimer y demencias, del Instituto Nacional de Geriatría, que fue el primero en el mundo y se ha impartido a distancia en diferentes modalidades y plataformas, tanto para profesionales de la salud como para el público interesado.

Dentro de dichas acciones, la OMS, con el propósito de alcanzar un envejecimiento saludable y activo en la población, propone las siguientes políticas fundamentales para la respuesta de los sistemas de salud:

-Prevenir y reducir la carga del exceso de discapacidades, enfermedades crónicas y mortalidad prematura.

-Reducir los factores de riesgo relacionados con las causas de enfermedades importantes y aumentar los factores que protegen la salud durante el curso de la vida.

-Desarrollar una continuidad de servicios sociales y de salud que sean asequibles, accesibles, de gran calidad y respetuosos con la edad, y que tengan en -cuenta las necesidades y los derechos de las mujeres y los hombres a medida que envejecen.

-Proporcionar formación y educación a los cuidadores.

Las características de nuestro organismo van cambiando conforme envejecemos, y si tomamos en cuenta que la esperanza de vida al nacer se ha incrementado de 46 a 71 años de 1950 a la fecha, es obvia la necesidad de continuar investigando, aprendiendo y formando especialistas en un tema que nos es relativamente nuevo. El desarrollo de la gerontología –encargada del estudio de los procesos de envejecimiento– ha dado un gran apoyo a la evolución de la geriatría; actualmente tenemos más y mejores herramientas para atender las necesidades de las personas mayores, pero aún falta mucho por hacer.

Fuentes:

– Historia. El comienzo del festejo. El Universal. http://archivo.eluniversal.com.mx/estados/2014/impreso/historia-el-comienzo-del-festejo-95934.html

– Instituto Nacional de Geriatría. http://www.geriatria.salud.gob.mx/index.html

– Informe Mundial sobre el envejecimiento y la salud. Organización Mundial de la Salud, 2015.

– Plan Nacional de Desarrollo 2013 – 2018. Gobierno de la República.

– Global Health Observatory (GHO) data. Life expectancy. World Health Organization.http://www.who.int/gho/mortality_burden_disease/life_tables/situation_trends/en/

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