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Otra de las metas del tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Organización Mundial de la Salud para el 2030 es “poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles”.

Esta meta representa una dificultad extraordinaria, en particular en lo que toca a las enfermedades desatendidas, como lo menciona Martín Bonfil en su blog La Ciencia por Gusto, por una variedad de razones. Una de esas razones es la falta de recursos y de inversión por parte de organizaciones y gobiernos en una empresa que resulta demasiado costosa para ser absorbida por la industria farmacéutica. Sin embargo, se siguen teniendo avances en el campo del desarrollo de medicamentos y terapias dirigidas a este campo.

Un ejemplo del resultado positivo de estos esfuerzos es la situación actual de la dracunculiasis, o enfermedad de la lombriz de Guinea. Para finales del 2015, la OMS ya había certificado a 198 países, territorios y áreas como libres de la transmisión de esta enfermedad, que a finales de los años 80 afectaba a más de 3 millones de personas y que actualmente solo reporta un puñado de casos en 3 de los 4 países que aún se consideran endémicos. A pesar de que los reportes de infecciones en perros continúan siendo relativamente altos, todo indica que la erradicación de la dracunculiasis va por buen camino y, de acuerdo a la OMS, se está teniendo éxito en el control y posible erradicación de diferentes enfermedades desatendidas como la lepra y la oncocercosis.

Aun así, existen otras enfermedades que presentan un panorama menos alentador, como la enfermedad de Chagas, o la leishmaniasis. Se estima que alrededor de 13 millones de personas sufren de la enfermedad de Chagas, siendo América Latina la región más afectada. Las acciones para promover la salud enfocadas a esta enfermedad se han topado con diferentes obstáculos y se han reportado casos en regiones que hasta hace poco estaban libres de ella; a pesar de haber sido descrita y estudiada desde hace más de cien años, la enfermedad de Chagas continúa presentando un reto para el sector salud.

Por otro lado, tenemos enfermedades como la tuberculosis, que causó la muerte de cerca de dos millones de personas en 2015, la mayoría en países de ingresos medios y bajos. La dificultad para erradicar esta enfermedad se refleja en el hecho de que más de dos mil millones de personas están infectadas de tuberculosis latente (que no es transmisible) sin estar enfermas aún. Con todo, la tuberculosis es prevenible y también curable, y su incidencia se ha reducido en un promedio de 1.5% anual desde el año 2000, pero se requiere de una disminución cercana al 5% para poder alcanzar las metas fijadas.

En el caso de la tuberculosis, la resistencia a los antibióticos también representa un importante reto. Se estima que el año pasado se desarrollaron cerca de medio millón de casos de tuberculosis multirresistente en más de cien países, y es posible que alrededor de un 10% de estos sea tuberculosis ultrarresistente. Las medidas para controlar esta situación son cada vez más difíciles de alcanzar en algunas regiones debido a la escasez de recursos o a los costos involucrados. Una vez más vemos la imperiosa necesidad de hacer de la investigación y el desarrollo farmacéutico una prioridad en los planes de salud pública en México y el mundo entero.

Aunque todos los Objetivos de Desarrollo Sustentable son prioritarios, los primeros tres son indicativos de las necesidades más urgentes para la humanidad: acabar con la pobreza, acabar con el hambre, y garantizar la salud de todos. Las consecuencias de alcanzar estos retos van más allá de sus resultados directos, el impacto en todas las áreas del desarrollo humano y los beneficios indirectos a la conservación del planeta son mayores de lo que pensamos y son indispensables. No podemos darnos el lujo de seguir cruzados de brazos ante las circunstancias actuales y debemos participar activamente en la consecución de estos objetivos.

La buena educación (otro de los objetivos de la ONU) también es indispensable. En AMIIF estamos conscientes de estas necesidades y trabajamos todos los días para difundir información útil y apoyar el desarrollo de tecnología innovadora que nos permita tener un México cada vez más sano y productivo.

Fuentes:

http://www.who.int/topics/sustainable-development-goals/targets/es/

http://lacienciaporgusto.blogspot.mx/2016/08/enfermedades-olvidadas.html

http://www.who.int/dracunculiasis/epidemiology/en/

http://www.who.int/topics/tropical_diseases/qa/faq/es/

http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs104/en/

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