En 2012, Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna publicaron un artículo sobre una revolucionaria herramienta para editar genes: la tecnología CRISPR. Sus siglas en inglés significan Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Espaciadas, y funciona como una suerte de tijeras que permiten cortar el ADN de plantas, animales y microorganismos con extrema precisión.
Una década (y un Premio Nobel) después, su aplicación ha transformado la investigación en diversos campos. Por ejemplo, en la agricultura, los investigadores han podido desarrollar cultivos resistentes al moho, las plagas y la sequía; en medicina, se busca que esta técnica abra paso al desarrollo de tratamientos para anemia de células falciformes, ceguera hereditaria y cáncer, entre otras enfermedades.
En este texto, Doudna revisa los orígenes y la utilidad de CRISPR, así como los éxitos, las limitaciones actuales y las áreas donde se necesita innovación. También, señala un panorama en el cual, en los próximos años, la edición del genoma se cruzará con otras herramientas y avances tecnológicos como el aprendizaje automático, la obtención de imágenes de células vivas y la secuenciación.
La curiosidad científica y el deseo de encontrar nuevas herramientas para beneficiar a las sociedades, deberán guiar la próxima década de la tecnología CRISPR.