La depresión es uno de los principales problemas de salud mental en el mundo. No se trata de un estado de ánimo pasajero del que se puede salir de la noche a la mañana. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en un episodio depresivo las personas experimentan tristeza, irritabilidad y sensación de vacío, acompañado de una pérdida del interés o el disfrute de actividades la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas.
La depresión puede causar una angustia profunda, afectar la manera en la que nos relacionamos con nuestros seres queridos y con los colegas del trabajo, e incluso provocar mortalidad prematura por suicidio y enfermedades físicas. Y a pesar de ser una condición común, se estima que a nivel mundial unos 280 millones de personas tienen depresión, muy pocas personas en las comunidades, los gobiernos o el sector salud la reconocen y actúan para aliviar el sufrimiento de las personas. (En el reporte, Health at a Glance 2021, de la OCDE, se sostiene que la prevalencia de casos de ansiedad y depresión aumentó más del doble de los niveles observados antes de la pandemia en la mayoría de los países con datos disponibles, sobre todo en México, Reino Unido y Estados Unidos)
La Comisión de The Lancet “Tiempo para la acción unida contra la depresión” lanzó un documento en donde reúne la experiencia de líderes en economía, epidemiología, neurociencia, atención primaria, psiquiatría, psicología, salud pública y aquellas personas diagnosticadas con depresión, para informar y reformular positivamente el discurso sobre este trastorno de salud mental. Al mismo tiempo, llama a fortalecer acciones concretas para reducir la carga de la depresión.
Para tener una base uniforme de la cual partir, el informe reúne diversos criterios que definen a la depresión y que contribuyen a su diagnóstico certero, como los lineamientos de la Clasificación Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE-11) de la OMS o el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, (DSM-5); contiene datos sobre la epidemiología y la carga de la depresión en el mundo; ahonda en la comprensión sobre los factores que predisponen a las personas a la depresión; revisa las actitudes de la sociedad ante la depresión y explora algunas intervenciones que se han llevado a cabo para reducir la carga de la depresión.
Asimismo, emite una serie de recomendaciones agrupadas y dirigidas a cuatro sectores: la comunidad en general y las personas con la experiencia vivida de la depresión; personal de salud que está en condiciones de prevenir y tratar la depresión; investigadores que lideran esfuerzos científicos para reducir la carga de la depresión; y tomadores de decisiones que diseñan políticas y financian su implementación.
Es hora de abordar a la depresión como cualquier otra enfermedad y avanzar juntos en acciones puntuales que nos permitan reducir la carga y el sufrimiento de todas las personas con esta condición. El informe completo de la comisión se puede leer en este enlace.