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En el marco del Día Mundial contra el Cáncer, que se conmemora el 4 de febrero, El Colegio de México y El Frente Unido por el Cáncer de Pulmón presentaron el estudio: Cáncer y desigualdades sociales en México / 2020.

Su investigación revela que las acciones de control del cáncer a lo largo del ciclo de atención integral (prevención, detección, atención médica, rehabilitación y cuidados paliativos) interactúan de forma estrecha y compleja con las desigualdades sociales que prevalecen en nuestro país, sobre todo, en perjuicio de las personas vulnerables. Aunque suele pensarse que los factores de riesgo para el cáncer son hábitos libremente elegidos por las personas, muchos de ellos también dependen de condiciones sociales y económicas que no se escogen. En consecuencia, la probabilidad de adquirir este padecimiento depende de variables sociales como el género, la pertenencia étnica o el lugar de origen.

Además, las características del tratamiento al que tienen acceso los pacientes están determinadas, en buena medida, por sus condiciones económicas, educativas y de aseguramiento. Es indispensable, por tanto, que las políticas de control y atención del cáncer promuevan acciones efectivas, oportunas y de calidad considerando las severas desigualdades sociales de México.

Aquí puede leerse el reporte ejecutivo y acá el informe completo.

 

El cáncer es la tercera causa de muerte en México. A causa de esta enfermedad fallecen 14 de cada 100 personas anualmente y la esperanza de vida de quienes la padecen es de 63 años. Su mortalidad está creciendo de manera acelerada: entre 1990 y 2019 el número de muertes se duplicó, pasó de de 41 a 89 mil personas. Además, el cáncer genera costos directos e indirectos de entre 23 y 30 mil millones de pesos anuales, lo cual representa una quinta parte del presupuesto total del Instituto de Salud para el Bienestar en 2020.

Si consideramos los elevados grados de incidencia y mortalidad del cáncer, así como sus consecuencias perniciosas para el bienestar económico y social, es crucial preguntarnos qué alternativas existen para que el sistema público de salud provea atención efectiva, oportuna y de calidad a aquellas personas que padecen los cánceres de mayor incidencia  en México.

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