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La resistencia a los antimicrobianos se ha convertido en una amenaza desde la década de los 50 y la Organización Mundial de la Salud ya aprobó un plan de acción mundial con el propósito de poder seguir ofreciendo a la población un método eficaz y seguro de protección contra las enfermedades infecciosas.

Dentro del plan de acción de la OMS se incluye una campaña anual que inició en noviembre del 2015, durante la Primera Semana Mundial de concientización sobre los antibióticos. Esta campaña tiene, entre otros objetivos, el de “…alentar las mejores prácticas entre el público en general, los profesionales de la salud y las instancias normativas para evitar que la resistencia a los antibióticos siga manifestándose y propagándose”. En una futura entrada hablaremos más acerca de esta campaña y su importancia.

¿Qué es la resistencia a los antimicrobianos y por qué se presenta?

En términos sencillos, es la capacidad que desarrollan algunos microorganismos de resistir al tratamiento con antibióticos. Es el resultado de la selección natural que ocurre al presentarse mutaciones entre las bacterias, al azar. Algunas de las bacterias que sufren esas mutaciones sobrevivirán al embate del medicamento y transmitirán esa capacidad a sus descendientes, creando así una cepa resistente al tratamiento.

La acción del antibiótico sobre una colonia de bacterias crea una presión evolutiva que induce el proceso mencionado arriba, y el uso inadecuado de estos medicamentos – automedicación, uso excesivo, diagnóstico incorrecto y más – es el principal factor en el desarrollo de la resistencia antimicrobiana.

En fechas recientes, un equipo de científicos de la Facultad de Medicina de Harvard y el Instituto Tecnológico Technion-Israel diseñaron un experimento que nos permite visualizar el proceso que siguen las bacterias para hacerse inmunes a los medicamentos. En este experimento, publicado en la revista Science, se realizó una filmación de fotografía por intervalos (un time-lapse) de una MEGA (Microbial Evolution Growth Arena) placa de Petri de 60 cm de ancho por 1.2 m de largo, en la que se puede observar las mutaciones de dos cultivos de E. coli colocados en los extremos de la placa conforme avanzan a través de sectores conteniendo antibiótico en concentraciones cada vez mayores. Después de dos semanas de filmación, el resultado es una muestra de la evolución en acción. Se puede ver el video aquí.

El descubrimiento y el uso de antibióticos como la penicilina para combatir infecciones, han sido de las acciones para promover la salud más importantes de la historia, tanto así que el mismo Dr. Macfarlane Burnet, receptor del premio Nobel en 1960 y uno de los más grandes virólogos del mundo, escribió en 1962: “Uno podría pensar que la mitad del siglo XX representa el fin de una de las más importantes revoluciones sociales de la historia, la virtual eliminación de las enfermedades infecciosas como factor significativo en la vida social”. Por desgracia, Burnet estaba equivocado. La resistencia a los antimicrobianos ha demostrado que las bacterias están aquí para quedarse y que debemos cambiar nuestra manera de pensar acerca de ellas y de los mecanismos que utilizamos para combatirlas.

Ya desde 1945 Alexander Fleming había advertido de los riesgos del abuso de los antibióticos y actualmente estamos viviendo los resultados de su predicción. Las bacterias han desarrollado resistencia a prácticamente todos los antibióticos que se producen, y para poner las cosas en perspectiva basta con mencionar que el estafilococo dorado resistente a la meticilina (MRSA, por sus siglas en inglés) es responsable de más muertes al año en los Estados Unidos que el VIH/SIDA, Parkinson, enfisema y homicidios combinados. Esta situación ha llamado la atención de diferentes grupos y organizaciones, al igual que equipos de especialistas interesados en frenar este proceso y dispuestos a tomar iniciativas novedosas en el sector salud y dejar atrás prácticas que a pesar de haber sido de gran relevancia ahora son contraproducentes.

Uno de esos equipos es el grupo de los “Renegados de Bartlett”, quienes están convencidos de la necesidad de dar un giro a las cosas y establecer un plan de acción nacional (en los EE.UU.) para poder tener éxito a largo plazo en el combate a las bacterias. Entre los planes de este grupo, además de restablecer un orden en el uso de los antibióticos por parte de la población y la misma comunidad médica, está la necesidad de reactivar el flujo de nuevos antibióticos y desarrollar tratamientos que NO REQUIERAN MATAR A LAS BACTERIAS, sino que  ataquen a los patógenos de manera que se proteja a la microbiota normal. La primera tarea, reactivar el flujo de nuevos antibióticos, requiere de la participación de la industria de la investigación farmacéutica en el descubrimiento y desarrollo de medicamentos y vacunas, en conjunto con un plan diseñado a la medida para cada región del planeta.

La AMIIF participa activamente en el impulso de estrategias que permitan la colaboración entre las autoridades, la población y la industria farmacéutica para difundir información, generar conciencia y promover la inversión necesaria para combatir los problemas de salud que aquejan a nuestra población.

Fuentes:

http://www.who.int/mediacentre/factsheets/antibiotic-resistance/es/

http://www.who.int/mediacentre/events/2015/world-antibiotic-awareness-week/es/

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4378521/

https://es.wikipedia.org/wiki/Resistencia_a_antibi%C3%B3ticos

http://science.sciencemag.org/content/353/6304/1147

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4176319/

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