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La ‘Era de los antibióticos’ inicia con el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming, en 1928. Sin embargo, el uso de moho y otras plantas para combatir infecciones en humanos y animales se remonta a la China de hace más de 2,500 años, mucho antes del desarrollo de la farmacología clínica.

Aun así, las enfermedades infecciosas cobraban millones de vidas anualmente debido a que el conocimiento acerca de los antibióticos y su disponibilidad estaban sumamente limitados. Al pensamiento científico le faltaban elementos para desarrollar hipótesis y comprobarlas de manera adecuada. Uno de estos elementos faltantes, imprescindible para entender los procesos biológicos, es la Teoría de la Evolución; con ella se pudo predecir la resistencia de las bacterias a los antimicrobianos y de esa manera ahora tenemos la capacidad de desarrollar antibióticos más adecuados.

Tal vez el más importante de los beneficios que trajo el descubrimiento y la producción masiva de antibióticos, junto con los programas de higiene y vacunación, sea la drástica reducción en las tasas de mortalidad infantil, que a cada año continúan decreciendos; todos los países del mundo han sido beneficiados en este sentido. La tasa de mortalidad en México en menores de cinco años, tuvo una reducción de más de 60% entre 1990 y 2014 (de 41 a 15 fallecimientos por cada mil niños nacidos vivos) como resultado de diferentes programas de apoyo pero aún hay mucho camino por recorrer.

De 1928 a la fecha, se han descubierto y desarrollado 19 clases de antibióticos, y actualmente hay más de 30 compuestos antibacterianos en proceso de desarrollo, entre vacunas y moléculas grandes y pequeñas. Pero la necesidad de obtener nuevos compuestos no sólo surge por causa de la aparición de nuevas bacterias, sino por la resistencia que éstas generan a los antibióticos, lo cual, a pesar de ser un proceso natural, ha sido impulsado en gran parte por nosotros mismos.

Los antibióticos representan grandes beneficios para la salud pública, mas el uso inadecuado de éstos ha contribuido a que las bacterias se vuelvan resistentes a ellos. El éxito de los antibióticos provocó que se utilizaran con una frecuencia excesiva y en dosis inadecuadas. Los organismos vivos evolucionan al estar sujetos a una presión selectiva (que en este caso sería el antibiótico), y esto lleva a la aparición de cepas de bacterias resistentes. La ventaja de entender los procesos evolutivos es que se pueden establecer estrategias que ayuden a contrarrestar los efectos negativos (para nosotros) de los mismos. La siguiente es una breve lista de recomendaciones para el uso de antibióticos:

1. No usar antibióticos para enfermedades virales
Los antibióticos sirven para matar bacterias, no virus. Además, su uso introduce una presión selectiva para las bacterias que estamos tratando de atacar, generando resistencia.

2. Evitar las dosis bajas de antibióticos durante periodos prolongados
Es preferible una dosis alta por corto tiempo, y así matar a todas las bacterias.

3. Al tratar una infección bacteriana, completar el tratamiento
Lo importante es evitar que las bacterias sobrevivan al antibiótico.

4. Utilizar una combinación adecuada de antibióticos
Si un medicamento no está funcionando, es posible que la bacteria ya sea resistente a este. Hay que usar un antibiótico con el que las bacterias no hayan estado en contacto anteriormente y así eliminarlo.

5. Disminuir el uso «preventivo» de antibióticos en el ganado y los cultivos
El uso inadecuado de antibióticos en la ganadería y la agricultura puede ayudar a desarrollar cepas de bacterias resistentes que lleguen hasta nosotros.

La resistencia a los antimicrobianos es un problema que incluso está contemplado por la Organización Mundial de la Salud debido al riesgo que implica para la salud de la población mundial. La participación de la industria de investigación farmacéutica es primordial en la solución a esta situación, junto con la colaboración de las autoridades y la población en general, para poder llevar a cabo acciones coordinadas globalmente y evitar que los avances logrados en este campo dejen de ser eficaces y que las infecciones que actualmente tratamos con relativa facilidad vuelvan a convertirse en enfermedades mortales. La difusión de información confiable y accesible es una de las muchas acciones para promover la salud requeridas para alcanzar los objetivos deseados.

En AMIIF estamos comprometidos con el desarrollo y la búsqueda de nuevas opciones terapéuticas que impulsen la salud y la calidad de vida de los mexicanos.

Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Antibiótico

– La resistencia a los antibióticos: Retrasando lo inevitable: http://evolution.berkeley.edu/evolibrary/article/_0_0/medicine_03_sp

– Los primeros años. UNICEF México: http://www.unicef.org/mexico/spanish/ninos.html

– Resistencia a los microbianos, Organización Mundial de la Salud: http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs194/es/index.html

– Aminov, R. I. (2010). A Brief History of the Antibiotic Era: Lessons Learned and Challenges for the Future. Frontiers in Microbiology1, 134.http://doi.org/10.3389/fmicb.2010.00134

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